sábado, 18 de enero de 2014

Plaza de San Pedro del Vaticano (1656-1667)

PLAZA DE SAN PEDRO DEL VATICANO (1656-1667)

Al producirse  el pontificado de Inocencio X, Bernini se ve otra vez protegido de la mano de Alejandro VII Chigi, el cual intenta conseguir de la arquitectura el modo más evidente de emoción del poder estatal del pontífice. Así le manda a Bernini el diseño de la Plaza de San Pedro, construida entre 1656 y 1667, para crear un lugar  capaz de acoger grandes cantidades de fieles y mejorar el resultado de la ampliación del brazo oriental de la basílica.
El diseño original buscaba la construcción de una plaza cerrada, con dos brazos laterales y un tercero que la separaba, produciendo un volumen diferenciado y humilde. Tras este tercer brazo de la plaza se localizaba especialmente una manzana de casas, el Borgo Leonino, mejorándola así con el contexto urbanístico. Este tercer brazo no se llegó a edificar, quedando la plaza con un aspecto muy parecido al de hoy día.
El planteamiento de la plaza representa al pontífice coronado con la mitra (cúpula de San Pedro) y con los brazos abiertos, recogiendo a toda la cristiandad. Otro de los diseños presentados por Bernini simboliza a Cristo crucificado. Asimismo el pontífice reclamó que la plaza permitiera que todos los que estuvieran presentes en ella vieran agradablemente la Lonja de la Bendiciones y las estancias vaticanas, desde donde se producen las bendiciones papales.
La plaza de San Pedro está formada en realidad de dos plazas tangentes, una de forma trapezoidal y otra elíptica. La plaza trapezoidal se cierra hacia nuestro frente abreviando ópticamente la fachada de Maderno y consiguiendo que el público situado en la plaza elíptica comprenda la concepción original de la cúpula de Miguel Ángel.

Las columnas se encuentran organizadas esencialmente en torno al punto de generación de la elipse, creando un espacio desbaratado ópticamente. El estilo instruido por Bernini es muy clásico, casi arqueológico, con un sentido muy sencillo en el uso del orden toscano, aunque dinámica y escenografía es barroco. El uso de columnas con balaustradas y estatuas recuerda a Palladio en el Teatro Olímpico. Un eje tetrástilo de columnas pareadas parte la monotonía de los tramos medios.



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