En la antigüedad la actual Ciudad del Vaticano se encontraba
al Oeste del río Tíber. Durante el periodo de la monarquía y más tarde la república de la época romana, este
territorio recibía el nombre de Ager Vaticanus (campos del vaticano). A partir
del siglo II d.C. se le conoce con el topónimo Vaticanum, en esa época se
encontraba fuera de la ciudad de Roma y parte de él eran tierras pantanosas e
inhóspitas. El origen del nombre Vaticano no está claro pero algunos dicen que
viene de un antiguo pueblo Etrusco llamado Vaticum.
Este territorio fue saneado y ocupado por mansiones
señoriales, como los jardines de Agripina y por grandes necrópolis situadas a
lo largo de las arterias principales. En los jardines el emperador Calígula
hijo de Agripina, construyó un pequeño circo, el cual fue estructurado por
Nerón y según la tradición en este lugar ocurrió el martirio de San Pedro
durante la persecución del año 64 d.C.
En la vía Triunfal se han encontrado varios núcleos de
sepulturas y a lo largo de la vía Cornelia se encontraba la necrópolis que
acogía la tumba del apóstol San Pedro. Esto corresponde el punto topográfico
principal de la zona, la cual es la meta de la peregrinación cristiana durante
dos milenios.
Hacia el 324, el emperador Constantino comenzó la
construcción de una gran iglesia, que consta de cinco naves, crucero, ábside y
también una escalinata y un cuadripórtico, donde debían detenerse aquellos que
no estaban bautizados. Todo esto fue construido sobre el sepulcro de San Pedro.
A causa de la construcción de la nueva basílica se fue deteriorando el circo
neroniano, ya que sus materiales se estaban utilizando para esa construcción.
En muy poco tiempo la basílica se convirtió en un centro de atracción para esta
ciudad.
Años después se construyen las primeras murallas de las
Civitas, son llamadas Leoninas. Construidas por el Papa León IV para recordar a
San Pedro, estas murallas determinan el núcleo espiritual de la nueva Roma
medieval y renacentista.
Con el traslado de la sede papal a Aviñón, a partir de 1309
y durante más de un siglo Roma y la Basílica de San Pedro quedaron abandonadas.
Los papas regresaron a partir de 1377.
A mediados de 1400, se comenzó a pensar en la posible
reconstrucción de San Pedro. El papa Nicolás V encargó un proyecto para la
ampliación de la Basílica donde se le incorporaría un ábside más amplio, pero
poco tiempo después de comenzar la construcción, tuvo que ser abandonada debido
del avance turco y la caída de Constantinopla.
Entre los años 1477 y 1480 se comenzó la construcción de una
gran capilla de la cual se tomo su nombre Sixtina, fue comenzada por el Papa
Sixto IV. Fue decorada con frescos por importantes pintores italianos e
inaugurada el 15 de agosto de 1483.
La ciudad tuvo algunos grandes cambios que la transformaron
completamente y eso fe debido a la llegada del Papa Julio II.
Al inicio del siglo XVII, Maderno amplió la Basílica con dos
naves laterales, y Bernini la completó.
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